“No pienses en todas esas cosas que sientes, tan solo sé feliz por poder sentir” parece querer recordarle uno de los personajes a su autor, Alfonso Pardo (Bochum, Alemania, 1964). De Princeton a la mierda, salvo por todo lo que da sentido auténtico a una vida: el misterio, aunque siempre tenga explicación; lo que hay más allá del horizonte, aunque aún no lo haya visto; el mar, que no espera respuestas pero siempre pregunta; el vértigo del tiempo profundo; la fuerza de un beso; la primera mirada al despertar, o los principios que no implican un final. Así, escribir se transforma en una necesidad para alguien que siempre ha tratado de disfrutar todas las aventuras en las que se ha embarcado. Como a casi todos, le gustaría dejar tras de sí un modesto legado vital, sabiendo que, de alguna manera, sus actos han contribuido a hacer del mundo un lugar mejor. Y que su impronta perdure en aquellos a los que ama y respeta. Pero, en medio de estos deseos vitales siempre late esa duda en boca de alguno de sus personajes: “Llevo toda la vida tratando de averiguar quién soy”.