María José Guallart tiene una de esas voces poéticas tan difíciles de encontrar que transforman los poemas en una ofrenda.
Este punto de partida, junto con la atmósfera reflexiva presente en todo el libro, permite establece una comunicación amable con el lector.
Recordemos que el poeta adquiere un compromiso con este desde el momento en el que escribe el primer verso de su obra. Es algo de lo que somos conscientes solo con el paso del tiempo: la ofrenda del texto es un acto de desapego, un medio de comunicación entre el autor y el lector, que se activa en ese instante de comunión.
No es un camino sencillo el que nos propone. Envueltos los poemas en imágenes y simbolismos, es fácil caer en la trampa de las formas, ser solo espectadores de los fuegos de artificio.
Berta Roca Abuín