La poesía de Feli yace en un estado de fragilidad lorcano, mas es toda dominación, atadura, belleza y sosiego, un torbellino de sensaciones que maravilla y expande el alma, algo que va más allá de la poesía, algo casi desenfrenado que nos lleva hacia zonas donde el lenguaje produce una clase de extrañamiento en nuestro conocimiento de Lorca.
En este maravilloso conjunto poético, se siente un tierno balbuceo del alma de la poetisa, una comunión entre vida y belleza, claridad y misterio, un mágico engranaje que hipnotiza y encanta, una poesía en rotación que nos conduce a escuchar un mensaje que suena debajo de cada verso, algo que engendra el origen de toda creación.