La inspectora Cosculluela llega a su puesto en la Jefatura Superior de Policía de Zaragoza después de una meteórica carrera en el cuerpo. Cumple su anhelo de volver a la capital aragonesa, pero pronto se da cuenta de que en jefatura nadie la esperaba y no saben muy bien dónde ubicarla.
Un día le encargan un caso aparentemente sencillo, ha sido encontrada muerta en su casa una señora mayor y todo apunta a que ha sido un suicidio. A las semanas aparece otra anciana muerta en su casa en las mismas circunstancias. La inspectora Cosculluela empieza a tener dudas cuando descubre una relación entre ambas mujeres, pero no puede hablar claramente de ello, en jefatura es la nueva, y es muy observada. Así que empieza a hacer conjeturas por su cuenta, y éstas la llevan hacia donde menos podía sospechar.