Travis Natwick contempla su enorme rancho en Texas desde la mecedora del porche. Afortunadamente los pozos petrolíferos que le han hecho rico no se ven desde donde él está sentando, recordando…
Desde su nacimiento en una carreta en mitad de Kansas, que le fue contado tantas veces por sus padres. Aún no había demediado el siglo XIX y el Oeste era un horizonte lejano, misterioso y prometedor.
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Esta historia es un homenaje a las películas del Oeste, y a los juegos infantiles que las reprodujeron en el parque y en el patio de la escuela. En tiempos que parecen volverse tan lejanos como los horizontes de los amplios territorios que recorren los personajes de esta novela. Teñidos de melancolía.