¿Qué es lo que mueve a los individuos a actuar en un sentido u otro? ¿En qué medida nuestros actos nacen de un cálculo previo, racional y fundamentado, o son más bien consecuencia de una leve disposición de ánimo, un pálpito inconsciente elevado a la categoría de certeza? Un abuelo incapaz de olvidar la trágica muerte de su nieta; una hija que pasa las noches en un hospital cuidando a su padre enfermo; un asesino a sueldo inexplicablemente enamorado de una risa; un ejecutivo cobarde al que se le presenta la ocasión de enmendar una terrible dejación del pasado; o una hija que añora los castigos que su padre apenas le infligió, son algunos de los personajes que pululan a lo largo de este libro y cuyos actos quizá no entren del todo en la categoría de lo inteligible, aunque si somos sinceros deberíamos preguntarnos cuántos de los que tienen lugar a diario realmente lo son.