Hallé, por el camino, la poderosa belleza de la poesía, flirteando con mi tiempo, levantando el telón de las prioridades. Sin yo hacerla protagonista de mi locura, su imán, de inabarcable infinitud, me estimuló a seguirle en su aventura hasta el harén desnudo de las letras. Su voz transitó cotidiana y su sombra nunca me dijo adiós…