Una silla vacía siempre es una invitación para un encuentro, para una oportunidad, para un misterio.
Aquí hay veinte convocatorias para resolver el enigma. El relato más breve tiene ciento diez palabras y el más largo ochocientas. Hay muchas maneras de reflexionar sobre un suceso tan difuso como encontrarse con una silla vacía. A veces es la emoción de una primera cita, o tal vez la frustración de saber que ya no habrá ninguna más. Pero siempre los autores nos llevan por un laberinto de imágenes, de argumentos para encontrar una explicación y una razón que lo revele todo.