Una figura que permanece en el mismo sitio durante años y años, a veces siglos, un alma condenada a ver pasar el mundo ante sus ojos, sin poder permitirle jamás tomar parte de él.
Por supuesto es una gárgola muy, muy especial, ella tiene corazón, porque sin él, nunca podría hablar de sentimientos. La autora usa esta figura para escribir este libro de relatos cortos, en los que todos tienen un factor común, son un trocito de vida, más bien de alma, de cada uno de sus personajes.