El autor tenía entre sus apuntes algunos poemas religiosos relativos a la Pasión de Cristo. Un amigo le sugirió que escribiera un Vía Crucis completo compuesto por las XIV Estaciones tradicionales, lo cual llevó a cabo. Así pues, cada una de las Estaciones consta de dos estrofas manriqueñas y una cuarteta.
Los dibujos son de Juan Redondo.
Agustín Pérez es el autor del prólogo.