Pareciera que los poemas que integran esta entrega conforman un poemario escatológico. Ciertamente, la última hora se refiere al postrer trecho del camino, pero no al más allá, lugar donde al parecer se esconde la nada. No lo quisiera mas me temo que estoy en lo cierto.
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En mis poemas me he referido muchas veces a las horas oxidadas, aquellas que el tiempo ha envejecido y apenas si pueden andar, moverse. Transcurren tan rápidas que parecen quietas. Sólo los dolores, físico y mental, nos dan la sensación de movimiento.
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No es un volumen triste, no. Es, o quiere ser, un homenaje al bosque que es, en mi lenguaje poético, metáfora de la vida, como lo son el mar, el jardín marino o la floresta.
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Y del Amor. Aunque sea a trompicones, escuálido y torpe, sigo por el último trecho del camino, hasta el óxido completo. Ramón Serrano